Fruto del esfuerzo de la comunidad

La comunidad de Las Lomas, en Hatillo 2, tenía el firme propósito de embellecer su barrio, con un parquecito y algo de color en sus paredes. Pero el proyecto fue más allá, ahora luce radiante con un mural lleno de color, con tres gatos  y un buen mensaje de fondo, gracias a la colaboración del  reconocido artista Carlos Tapia.

Texto: Lucrecia Alfaro / Fotos: Carlos Ramses

El caserío agrupa a lo sumo, ocho o nueve viviendas de vecinos. La mayoría de personas pensionadas que tienen más de 35 años de convivir y quienes, con el tiempo, han aprendido que la unión hace la fuerza y que en grupo logran lo que se proponen.

Don Carlos Jiménez, uno de los vecinos que busca impulsar proyectos a favor del barrio, cuenta que, luego de una lucha de 35 años por fin lograron que les adjudicara el Parque La Loma, con todo y su juego para para niños e incluso máquinas de ejercicios. 

Justo al lado se encontraba precisamente esta pared en obra gris de 11 metros de largo y 3.5 metros de alto, que ahora deslucía al parquecito de la comunidad. Entonces, surgió el nuevo plan de acción a ejecutar:  ponerla más presentable con algo de color. Sin embargo, el proyecto fue mucho más allá, cuando el reconocido artista Carlos Tapia supo de la necesidad y les ofreció hacer un mural en el sitio si ellos conseguían los materiales.

Todos los vecinos se organizaron para aportar y conseguir lo necesario y algunos incluso, se apuntaron a participar de lleno en el proceso de pintado, bajo  la guía y supervisión del artista.

“Cuando me mandaron la foto de la pared en blanco me gustó, me gustó esa cuadrícula que tiene allá por las vigas, me inspiró mucho, me daba ideas…Ellos compraron los colores primarios y algunos  me ayudaron; como un señor pensionado que se dedicó a pintar casas y edificios, quien se sintió fascinado al poder colaborar. Las señoras estaban siempre pendientes, nos traían comida, y todos contaban chistes y se carcajeaban…En fin es gente que se preocupa por hacer las cosas y hacerlas bien”, detalla sorprendido Carlos Tapia.

Carlos se encargaba de los ojos y de delinear bien las figuras, y los “ayudantes” improvisados del vecindario de los fondos.

Con carbón del que se usa en las parrillas, Carlos trazó los gatos y las figuras fueron saliendo poco a poco del muro, ante los ojos impresionados de propios y extraños. Niños, señoras, mascotas, personas que pasaban…, todos curiosos, comentaban, ansiosos de ver el resultado. Al final, el mural se concluyó en dos días.

La obra que Carlos Tapia replicó en el mural se llama “Los tres gatos sabios” porque, según explica,  se acordó de su bisabuela quien siempre le decía: “para convivir siempre debes “Ver, Oír y Callar” y consideró que este es el mejor mensaje para vivir en sociedad y por ello, lo recreó en la pared.

“Hice mi mejor danza con el carbón en la mano y aparecieron en línea negra los tres gatos, no hubo que dar explicaciones, entendieron a los gatos sabios y al refrán milenario. Esa era mi labor de artista, ahora muy entusiasmados empezaron a pintar los fondos de las figuras mientras yo me esmeraba en las caras de cada uno de los gatos: se mira sin juzgar; se oye y ahí se queda; se calla por precaución”, narró emocionado Carlos.

“Es la Costa Rica que creía se estaba perdiendo entre las urbanizaciones de altísimas murallas con alambre navaja y las torres impersonales. Aún está el tico que sabe convivir, el generoso, el de cada uno en su casa aunque los muros sean colindantes, el que se arregla por la buenas, el pícaro y educado. Sí, aún existe esa Costa Rica amada”, agregó.

“OÍR”

Es el primer mural que Carlos Tapia hace con la participación activa de la comunidad y quedó absolutamente fascinado con la experiencia de la vida en un barrio realmente unido. “Pues bien, dejé un poco de mí en esa pared y espero que por muchos años los ojos vigilantes gatunos sean los compañeros de estos vecinos tan entrañables”, concluyó conmovido.

Por el lado de la comunidad, la experiencia también caló fuerte y positivo. “Jamás soñé ver esa pared así, que cosa más linda” comentó una abogada que vive cerca y  “No hay un mural más lindo que ese en todos los Hatillos”, afirmó orgullosa una vecina de la cuadra.

Don Carlos Jiménez, vecino impulsador de la idea, también ayudó a pintar y comenta: “Fue algo muy bonito, muy gratificante, trabajar a la par de alguien como Carlos Tapia, un señor artista, y ver uno el producto terminado tan bonito como quedó, pues es muy gratificante”.

 “El arte también ahuyenta un poco la maldad de los barrios, por un lado, y por otro, le da más valor a un sitio, mayor plusvalía al lugar”, reflexionó convencido Don Carlos del bonito y colorido proyecto conseguido en conjunto con sus vecinos y con el artista.

De parte de Galería Valanti, queremos felicitar efusivamente a los vecinos de Las Lomas de Hatillo 2, por ser un ejemplo de perseverancia, de trabajo en equipo, de que bien se pueden sustituir las armas por brochas y pinceles para darle otro color a la vida.

 Y a nuestro querido Carlos Tapia, le felicitamos por su buen corazón, por llenar de alegría y esperanza a una comunidad con su arte y su conocimiento. Por impactar tan positivamente el diario vivir de un grupo de personas y demostrar de manera contundente que…el arte hace la diferencia!

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